"Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no
se apartará de él" (Proverbios 22:6).
Una pequeña niña seguía su padre que inspeccionava una nueva
plantación. Andaba exactamente por donde su padre andaba. En
determinado momento ella habla al padre: "Papá, si usted
consigue evitar el cieno en sus pies ¡yo también no me
ensuciaré de cieno!" El padre que ama a sus hijos busca
andar en un camino limpio.
¿Estamos nosotros conscientes de que somos responsables por
la vida y porvenir de nuestros hijos? ¿Hemos buscado ser un
modelo o ejemplo para ellos? ¿Nos hemos esforzado para
darles una educación correcta a fin de que sean victoriosos
y felices?
Los hijos suelen seguir los pasos de los padres. Ven lo que
hacen e intentan imitarlos. Son sus héroes, las personas que
juzgan perfectas e intentan, de todas las formas, parecer
con ellos.
Un padre que vive en ananda puede conducir a los hijos al mismo
camino. Un padre que no respeta a nadie no podrá impedir que
sus hijos sean iguales. Un padre que miente delante de los
hijos no conseguirá hacer con que éstos sean siempre
verdaderos. Puede ser la razón de un porvenir victorioso o
pleno de derrotas para su casa.
Necesitamos cuidar a nuestros hijos, conducirlos por los
caminos de la honestidad y respeto, de la verdad y de la
rectitud, de la pureza y de la humildad. Necesitamos
alumbrar los caminos por donde irán a pasar y, con mucho
amor y dedicación, enseñarles el camino de Dios. Seguros en
las manos del Señor, caminarán en seguridad, fortalecerán
las esperanzas, crecerán en fe, realizarán los buenos
sueños, serán más que vencedores y vivirán satisfechos.
Si usted anhela que sus hijos sean felices y benditos, evite
los "caminos de cieno"... ande por "caminos limpios."
se apartará de él" (Proverbios 22:6).
Una pequeña niña seguía su padre que inspeccionava una nueva
plantación. Andaba exactamente por donde su padre andaba. En
determinado momento ella habla al padre: "Papá, si usted
consigue evitar el cieno en sus pies ¡yo también no me
ensuciaré de cieno!" El padre que ama a sus hijos busca
andar en un camino limpio.
¿Estamos nosotros conscientes de que somos responsables por
la vida y porvenir de nuestros hijos? ¿Hemos buscado ser un
modelo o ejemplo para ellos? ¿Nos hemos esforzado para
darles una educación correcta a fin de que sean victoriosos
y felices?
Los hijos suelen seguir los pasos de los padres. Ven lo que
hacen e intentan imitarlos. Son sus héroes, las personas que
juzgan perfectas e intentan, de todas las formas, parecer
con ellos.
Un padre que vive en ananda puede conducir a los hijos al mismo
camino. Un padre que no respeta a nadie no podrá impedir que
sus hijos sean iguales. Un padre que miente delante de los
hijos no conseguirá hacer con que éstos sean siempre
verdaderos. Puede ser la razón de un porvenir victorioso o
pleno de derrotas para su casa.
Necesitamos cuidar a nuestros hijos, conducirlos por los
caminos de la honestidad y respeto, de la verdad y de la
rectitud, de la pureza y de la humildad. Necesitamos
alumbrar los caminos por donde irán a pasar y, con mucho
amor y dedicación, enseñarles el camino de Dios. Seguros en
las manos del Señor, caminarán en seguridad, fortalecerán
las esperanzas, crecerán en fe, realizarán los buenos
sueños, serán más que vencedores y vivirán satisfechos.
Si usted anhela que sus hijos sean felices y benditos, evite
los "caminos de cieno"... ande por "caminos limpios."
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