domingo, 13 de noviembre de 2011

La conducta animal

Cuando los animales encuentran un problema nuevo que ni ellos ni otro

congénere han afrontado previamente, muestran por lo general poca o ninguna
 
capacidad de razonamiento para hallar una solución y se limitan a realizar
 
muchos movimientos en la esperanza de dar con algo que funcione. Sin
 
embargo, los animales están frecuentemente en posesión de patrones de

conducta que solucionan sus problemas cotidianos y de tal complejidad que
 
resulta difícil para los científicos materialistas determinar como el animal, sin
 
mente, pudiera haber llegado a adquirir tal patrón de conducta. Por ejemplo,
 
hay una especie de araña que consigue comida construyendo una telaraña

elástica, tirando del centro para darle forma de cono y soltándolo cuando un

insecto vuela cerca de forma que la telaraña se dispara y captura el insecto

(John Paul Scott, La conducta animal, p. 166).

La nutria marina que habita en la costa oeste de Norteamérica se sumerge

en busca de mejillones, almejas y langostas. Cuando vuelve a la superficie con

una de ellas, sube también una roca plana. La nutria se sitúa entonces sobre

su espalda flotando en el agua, coloca la piedra sobre su pecho, sujeta la

presa con ambas garras y la aplasta contra la roca hasta que la concha de su

presa se rompe (Ibíd., p. 167).

Algunos científicos materialistas teorizan que en el pasado alguna araña o

nutria hubieran dado con esos patrones de conducta "por azar" y luego los

mantuvieran por encontrarlos beneficiosos. La descendencia y otros individuos

cercanos a esa araña o nutria concretas podrían haber aprendido por imitación

dicha conducta. Existen, sin embargo, algunos patrones complejos que todos

los animales de una especie llevan a cabo incluso sin haber observado

previamente a otros miembros de su especie. Por ejemplo, la ameba es un

animal unicelular sin órganos sensoriales y, por consiguiente, no tiene medio

de observar a otras amebas. No obstante, todas las amebas se sirven de los

mismos procedimientos "inteligentes" para capturar comida. Si la presa está en

movimiento y, por tanto, es posible que escape, la ameba flota cerca y la

abraza holgadamente, sin tocarla, para no alertarla prematuramente. Por el

contrario, una presa inmóvil será estrechamente cercada. Si la presa se mueve

normalmente en un plano horizontal, la ameba la rodeará primero en ese plano

y luego cortará las vías de escape verticales (Margaret F. Washburn, La mente

animal, p. 39).

Algunos pinzones fueron separados de los demás recién nacidos y

criados en cautiverio. Si no eran expuestos al cielo nocturno a una edad

temprana, ignoraban en qué dirección viajar en el otoño. Si eran expuestos al

cielo nocturno o incluso al cielo artificial de un planetario a una edad temprana,

entonces eran perfectamente capaces de tomar el camino del sur en el

momento de la migración otoñal (Scott, pág. 238-239). Cómo encuentran los

pinzones el camino del sur, incluso sin ayuda de otros pájaros, sigue siendo un

misterio para los científicos materialistas.

30

Otro ejemplo destacable de un patrón de conducta complejo que los

miembros de una especie llevan a cabo sin haber observado a otros animales

es la construcción de nidos por la gallina del eucalipto de Australia. El macho

excava un agujero en la arena a fines del invierno, lo rellena con vegetación y

lo cubre con un montículo de arena. La putrefacción de los vegetales calienta la

arena y la hembra acude al montículo, se aparea y pone un gran huevo

aproximadamente una vez por semana. El macho cubre cada huevo con arena

y visita el montículo diariamente, destapa el nido y comprueba la temperatura

introduciendo su pico abierto en la arena. Si ésta se calienta demasiado, el

pájaro abre el nido por la mañana temprano y arroja arena fría dentro del

mismo. A medida que avanza el verano la vegetación decae e irradia menos

calor, con lo que el pájaro amontona más y más arena para proporcionar calor.

Durante el otoño el suelo comienza a enfriarse y el ave mantiene el nido

caliente abriéndolo a mediodía y arrojando dentro arena calentada por la luz

solar. De esta forma el ave es capaz de mantener el nido a una temperatura

relativamente constante de unos 33º centígrados durante el largo periodo de

incubación. La gallina del eucalipto puede construir un montículo de arena de

quince metros de diámetro y un metro de alto en el proceso de incubación y

remover una buena parte de él diariamente. Cuando los polluelos eclosionan,

se abren camino a través de 60 ó 90 cm. de arena, abandonan el nido y se

adentran en la maleza en busca de comida. No permanecen en los alrededores

para observar las actividades de sus padres y no obstante, cuando los machos

crecen, llevan a cabo las mismas actividades que sus padres (Scott, pág. 271-

273).

Los clarividentes pueden ver una parte de la realidad que los científicos

materialistas no perciben y de esa manera los clarividentes pueden

proporcionar información acerca del origen de la sabiduría animal que tanto

confunde a los científicos. Según los clarividentes, cada animal tiene un espíritu

individual. Los clarividentes están de acuerdo con los científicos materialistas

en que los espíritus animales no han desarrollado el pensamiento y la

capacidad de resolver problemas. Los clarividentes perciben, además, que un

arcángel está asociado a cada especie o raza animal. El arcángel de la especie

está unido a cada miembro de la misma por medio de un cordón plateado

compuesto de materia del Mundo del Pensamiento. A través de este cordón el

arcángel puede enviar órdenes al animal acerca de lo que debe hacer en una

circunstancia dada. El arcángel está en contacto con la sabiduría cósmica y por

lo tanto puede establecer patrones de conducta que incorporen sabiduría para

los animales a su cargo.

Es el arcángel responsable de las arañas quien las guía en la

construcción y uso de sus inteligentes telas de araña. Es el arcángel

responsable de las nutrias marinas quien las guía en el uso de piedras para

romper las conchas de los mejillones. Es el arcángel responsable de las

amebas quien las guía en la captura de su comida. Es el arcángel responsable

de los pinzones quien les ayuda a determinar en qué dirección volar mediante

la observación de las estrellas. Es el arcángel responsable de las gallinas de

los eucaliptos quien las guía en la construcción y cuidado de sus nidos.

31

El arcángel de cada especie diseñó los patrones de acción para esa

especie atendiendo a su bienestar. A veces los individuos de una especie

pueden encontrarse con circunstancias inusuales para las que no sirve el

patrón general de respuesta. Entonces los individuos necesitarían aprender

respuestas especializadas. Si un animal come un alimento en particular que le

produce una reacción desagradable, ese animal individual aprenderá a

mantenerse alejado de esa comida concreta. La guía de los arcángeles no

impide u obvia la necesidad de aprendizaje individual de los animales.

Una ilustración interesante del aprendizaje individual que ocupa a los

animales la proporciona la observación de la corneja, un pájaro de la familia de

los córvidos. Una corneja inexperta construyendo su primer nido recoge

inicialmente casi cualquier cosa, incluyendo pedazos de hielo, bulbos de poco

peso y ramitas inservibles. La corneja intenta imbricar un material nuevo en los

que ya forman el nido. Si no puede encajarlo, lo descarta. Los tipos de

materiales que han sido descartados una vez ya no son recogidos más veces.

La mayoría de las cornejas terminan por volverse especialistas, recogiendo

ramitas de sólo una especie de árbol que produce un material especialmente

bueno para su nido (John Alcock, Conducta animal, pág. 135-137).

Un niño pequeño necesita el cuidado de sus padres para asegurar la

obtención de lo necesario para vivir y mantenerlo fuera de peligro. Durante los

años al cuidado de los padres el niño está creciendo, desarrollando sus propias

habilidades y aprendiendo sobre el mundo de forma que será capaz en su

momento de cuidarse por sí mismo. Similarmente, en las eras en las que los

animales son guiados por los arcángeles, los animales también están

desarrollando sus capacidades de manera que en su momento dejarán atrás la

necesidad de dirección por los arcángeles. Los clarividentes pueden percibir

que los espíritus animales no son esencialmente diferentes de los espíritus

humanos. Los espíritus animales están simplemente menos evolucionados. Los

animales son pues verdaderamente nuestros "hermanos pequeños" y merecen

nuestro respeto y compasión.



REFERENCIAS


- Alcock, John. Animal Behavior. Sunderland, Mass.: Sinauer, 1975.

- Scott, John Paul. Animal Behavior. Chicago, Ill.: University of Chicago

Press, 1962.

- Washburn, Margaret F. The Animal Mind. New York: Macmillan, 1926.

 
 

HACIA EL "DESPERTAR"

En el lenguaje esotérico y en el hoy moderno llamado “psicología espiritual”, se dice
que una persona está "despierta" o "dormida" dependiendo de si dicha persona es
 consciente de que debe esforzarse por elevar su conciencia y, por tanto transformar su
vida para que se pueda identificar con su Alma. En la etapa actual y en los años que
 vivimos, podríamos decir, pues, que la mayor parte de la humanidad está dormida
porque aún no está preparada para creer y poner en práctica las enseñanzas
 que traen ese despertar; estas son algunas de ellas:

1º.- No somos el cuerpo físico, ni las emociones, ni la mente sino que somos un
Espíritu diferenciado por Dios dentro de Él mismo.
2º.- Nosotros, como un Yo superior o Alma estamos por encima de la mente y
utilizamos a ésta para percibir el mundo físico a través del cerebro y los sentidos.
3º.- Ese Espíritu se manifiesta como un Alma en cada persona en forma de “conciencia”
y “voluntad”; y como tal es el que recoge la quintaesencia de las experiencias de cada
vida después de la muerte del cuerpo físico.
4º.- Cada Alma evolucionante renace como una nueva personalidad representada con
 un cuerpo físico, otro etérico, otro emocional y otro mental.
5º.- El renacimiento y la ley kármica de Causa y Efecto son la base para su desarrollo
 y crecimiento espiritual, haciendo que cada persona renazca y tenga el destino que
 se merece de acuerdo a sus hechos en anteriores vidas.
6º.- La evolución fue la que nos llevó a ser semianimales para después pasar a ser
 humano pero es el ser humano mismo quien ahora debe despertar para eliminar lo
que nos queda del aspecto animal y elevar la conciencia al nivel del Alma.

Visto esto está claro que quien hoy ha despertado es porque se hizo consciente de
 que era dominado por los deseos, las emociones, las pasiones, los pensamientos…
y ha comprendido que es unYo superior a todo eso y que debe luchar contra ello
 para sentirse libre y actuar según su propia voluntad y según su conciencia.

Así es que la mayoría de las personas se dedican a:
1º.- Cumplir con sus obligaciones y responsabilidades de mejor o peor gana.
2º.- A dejarse dominar por determinados vicios.
3º.- A alterarse, enfadarse o meterse en problemas por el hecho complicarse la vida en
 cosas sin importancia o que no le deberían de afectar.
4º.- A disfrutar “de la vida” siempre que tienen un momento de ocio.
5º.- Actuar casi como un autómata repitiendo todos los días los mismos hechos,
pensando y actuando de la misma forma, no buscando una vida superior, y
 no dedicando un solo minuto a su Alma ni al prójimo.

Lo mismo que en el pasado utilizamos cuerpos de materia bastante más sutil que
esta y otra clase de conciencia interna, —similar a la de los animales— así, en el futuro
desecharemos el cuerpo físico para habitar un cuerpo espiritual etérico —fruto del
 desarrollo espiritual obtenido con el físico a través de los renacimientos— y
obtendremos una conciencia libre de todos los obstáculos que hoy nos dominan
e impiden que despertemos. Pero, como es evidente, eso no se consigue con dinero
 ni porque un supuesto maestro o vidente diga que nos lo va a conceder, ni por
nada parecido. Los poderes del Espíritu, son niveles de conciencia superiores
y los cuerpos etéricos que en un futuro tendremos que utilizar, debemos
desarrollarlos en nuestro interior por medio de la práctica de los ideales más
elevados, como por ejemplo:

1º.- El servicio a los demás hecho de corazón y de forma desinteresada.
2º.- El respeto, la consideración, la fraternidad, la comprensión, la tolerancia con el prójimo….
3º.- El amor a todo ser viviente puesto que su vida tiene el mismo origen que la nuestra.
4º.- La oración, la devoción y la adoración a Dios.

Razonando los párrafos anteriores podemos asegurar de nuevo que la mayoría
 de las personas siguen todavía dormidas y pensando que sólo vivimos una vida
y que, por tanto, hay que disfrutarla todo lo que se pueda. Si queremos despertar
a esa nueva vida o conciencia espiritual no sólo debemos quitarnos los vicios que
nos dominan y dejar de criticar, pensar mal y todos esos defectos que tan a diario
manifestamos, sino que tenemos que descubrir nuevos conocimientos que llevados
a la práctica nos faciliten esos objetivos. Los libros, las conferencias, videos,
 escuelas esotéricas, religiones, etc., pueden ser muy útiles siempre que nos
 señalen el sendero del desarrollo espiritual, si no es así, todo se quedará en
 conocimiento, resultando que el conocimiento hincha pero no satisface al Alma.
Si no aplicamos, a modo de práctica rutinaria, los conocimientos espirituales y
nuestros propios ideales, moriremos y volveremos a renacer casi como cuando
 lo hicimos en esta vida. El destino mismo nos trae las oportunidades que necesitamos
 para hacer los cambios que nos corresponden en determinadas épocas de la vida,
 bien sean posibilidades positivas de desarrollo o bien por medio de problemas y
 hechos que no queremos afrontar. Son muchas las veces y los hechos que dejamos
 de aprovechar o despreciamos porque no queremos analizarlos, resolverlos o porque
 preferimos que lo hagan otros; sin embargo, cuando nos demos cuenta de esta
 realidad después de la muerte ya será demasiado tarde y nos arrepentiremos.

Cuando todavía estamos “dormidos” parecemos niños entreteniéndonos con juegos,
fiestas, televisión… sin darnos cuenta que todo eso es inútil para el Alma y que,
además, hace que nos preocupemos, obsesionemos, tengamos temores y enfados, y
un sin fin de cosas más que terminan por amargarnos la vida. La mayoría de nosotros
hace lo que puede para cumplir con sus deberes pero no se esfuerza por desarrollar
sus capacidades, dejándolo para otro tiempo futuro cuando quizás esté más
preparado. Pero esto no es lo más grave, lo peor es que si estamos aprisionados y
 dominados por lo cotidiano y lo personal trabajando solamente por nuestros intereses
 egoístas ¿Cuándo nos vamos a preocupar por las cosas del Alma? Si de verdad
 queremos progresar en el sendero de la espiritualidad poniendo en práctica nuestros
 ideales más elevados, debemos desarrollar la voluntad y la persistencia llevando a
 cabo nuestros deberes cotidianos; debemos aprovechar las oportunidades de progreso;
 superar las tentaciones que nos llevan al ocio y a satisfacer pasiones y vicios; e
 intentar controlar la mente para que no piense por sí misma. Haciendo todas estas
cosas tan simples es como nos preparamos para hacer trabajos mayores que nos
harán mucho más sensibles a las influencias de los mundos espirituales. Una de las
leyes divinas que más actúa sobre nosotros viene a decir algo así: “Cuando dais lo
mejor de vosotros al mundo, lo mejor del mundo os será devuelto.”

Existen dos ejercicios que son muy útiles a todo aquel que desea superarse a sí mismo,
estos son: La auto-observación y la Retrospección. La auto-observación trata de —como
acto voluntario— tener la consciencia en todo lo que hacemos, sentimos y pensamos, es
decir, de estar sumamente atentos a nosotros mismos para no actuar incorrectamente, para no
crear malos sentimientos y deseos, y para evitar que la mente no esté descontrolada. Sólo de
esa forma podemos evitar hacer mal y que lo que venga del exterior sirva de estímulo para ese
mismo mal. La retrospección trata de revisar mentalmente los hechos del día —desde que nos
 acostamos en sentido inverso hasta que nos levantamos ese mismo día— Debemos practicar la
 observación de lo que nos rodea y la auto-observación propia para hacer una verdadera
retrospección porque de lo que se trata es de ver dónde, cómo y cuándo hemos hecho mal
para tomar conciencia de ello y proponernos no volver a caer más, así como también ver
las buenas obras y pensamientos del día para fortalecernos espiritualmente y repetir esas
 mismas acciones siempre que podamos. Por tanto, es en la vida diaria, en las cosas
pequeñas que llamamos “sin importancia” donde debemos esforzarnos por extraer el
conocimiento y el poder espiritual que nos llevará a
despertar una nueva y más elevada conciencia.

Es imprescindible que limpiemos nuestra casa y adquiramos muebles nuevos. Limpiar la
casa es no repetir o crear malos sentimientos ni deseos; no dejarse dominar por las pasiones
vicios; evitar las preocupaciones, miedos, enfados, críticas, etc.; y limpiar la mente de todos
esos malos hábitos de pensar —hacer que no piense en ello— en cosas innecesarias,
en distracciones absurdas, en los estímulos procedentes de las emociones y deseos, etc.
Adquirir muebles nuevos es controlar la mente para que —además de no pensar en lo que
no debe— piense en hechos relacionados con los más elevados ideales —amor al prójimo,
fraternidad, altruismo, oración por la humanidad, compasión, comprensión y tolerancia
con los demás,…— es llevar a la práctica esos pensamientos en cada oportunidad que
 nos surja a diario —ir en un medio de transporte y crear buenos pensamientos y
 sentimientos hacia las personas que vemos, servir en todo lo que podamos, valorar las
cualidades sin fijarnos en los defectos de aquellos con quienes no simpatizamos, dar
gracias a Dios por todo lo que nos ha facilitado, hacer las cosas con amor para que alcance
 a quien pueda afectar, etc. etc. Esta limpieza y nuevo amueblamiento de nuestra personalidad
transmutarán el cristal oscuro y sucio que impide que veamos la luz y hará que nuestra
 aura brille de manera que los maestros se fijen en nosotros y nos faciliten lo que necesitemos.

Basándonos en lo dicho hasta ahora preguntémonos ¿Cuánto me preocupo por mi
 personalidad y cuánto por mi Espíritu? ¿Cuánto me esfuerzo y sirvo a los demás?
 ¿Cuántas veces doy gracias a Dios y, en general, a las personas que hacen que yo
 me alimente, trabaje, sea feliz, obtenga conocimientos que me ayudan..? Después de
 meditar sobre estas preguntas seamos sinceros y respondámonos a nosotros mismos
 ¿no deberíamos esforzarnos y sacrificarnos más por ser mejores, —en pensamiento,
 palabra y obra— por servir allá donde podamos y ser más humildes y agradecidos a
 Dios y al prójimo? Todo el bien que hagamos y que nos procuremos a nosotros mismos
 perdurará y tendrá una gran utilidad en el universo y en el medio ambiente en que
 vivimos, por tanto, seamos más fieles colaboradores de Dios y unos
 servidores amorosos de nuestro prójimo.

UN NUEVO COMIENZO

A quienes, en esta vida, les ha llegado el gran momento de adquirir un nuevo conocimiento que les ayude a cambiar sus vidas y, por tanto, sus destinos, es posible que ese hecho les parezca algo maravilloso, fascinante o increíble.
El conocimiento al que me estoy refiriendo es al esotérico aunque, como
es obvio, un cambio interno o de conciencia también nos puede venir por otras fuentes. Suele ocurrir que las personas que ya han estado en contacto con esas enseñanzas en otras vidas anteriores, vuelvan a contactar con ellas con el fin de adquirir o prepararse para la iniciación, si es que se lo merece y en su anterior vida no se desvió hacia el lado negativo o de la magia negra. Puede ocurrir que se dediquen durante años a ir de conferencia en conferencia, de “maestro” a “maestro”, de escuela en escuela, y entre tanto leer un montón de libros de muy variados  autores. Evidentemente algo aprenderán, tanto en conocimientos ocultos como en otros de auto-ayuda y espiritualidad, pero si no lo aplican a sus vidas poco adelantarán respecto a lo previsto en sus destinos. Son pocos los que se centran en un solo lugar o escuela, pero los que lo hacen extraerán mucho más beneficio que los que andan de un lado para otros, y de éstos “pocos” son menos aún los que se inscriben y pertenecen a una escuela iniciática donde poder continuar en esta vida.
En los muchos años que llevo en el mundo del esoterismo he conocido —a través de su literatura— tres escuelas que me han enseñando mucho y que, por tanto, me han sido muy útiles tanto para adquirir conocimientos como para mi propio desarrollo espiritual. Hay otras escuelas, como es natural, pero para mí son de menor importancia en todos los sentidos,  hay tres y son las siguientes: Fraternidad Blanca Universal, Escuela de yoga de Sivananda y La escuela de cabala proceden de oriente y occidente fueron dadas por unos Maestros iniciados Aunque centrarse en una escuela que andar buscando de un sitio para otro, también es mejor pertenecer a una escuela iniciática occidental que a otras cuyos lenguajes son a veces
 imposibles de comprender y de traducir mejor.
Pero el primer paso serio e importante es el llamado “probacionismo” que es cuando la persona interesada se compromete seriamente a trabajar por su Espíritu; este paso es previo al de discipulado cuando, como la palabra indica, se es discípulo de un Maestro. Por consiguiente, el que desea hacerse voluntariamente probacionista debe tener claro que debe respetar y cumplir las normas y hacer los ejercicios y servicios que la escuela tiene para acelerar su desarrollo espiritual. Naturalmente que, cuanto más preparado moral, intelectual y espiritualmente esté menos le costará al aspirante y si, a la vez, ha vencido o no ha caído en ciertos vicios que suelen dominar —alcohol, tabaco, drogas, crítica, espiritismo, …— más poder tendrá para superar otras pruebas más sutiles.
La vida cotidiana de un aspirante a la iniciación, que conecta en esta vida con una escuela seria de ocultismo, es algo fácil en sus primeros grados —interesado o estudiante— pero bastante más difícil para algunos en el grado de “Probacionista”.
 En el primer grado no hay obligaciones pero, además de la adquisición del conocimiento oculto, el estudiante debe acostumbrarse a hacer toda una serie de ejercicios—concentración, meditación y observación— o llevar a la práctica durante el día la oración, el discernimiento, la devoción a Dios, el servicio a los demás y el dominio de la mente para que no piense por sí misma y para utilizarla con el fin de no pensar mal y evitar malos deseos y sentimientos. Pero para el probacionista, demás de todo eso: Las lecturas y enseñanzas deben ser meditadas; los ejercicios espirituales deben ser hecho con el corazón; —devoción y adoración a Dios— la observación del mundo y la propia observación deben ser hechas con responsabilidad,
profundidad y franqueza para poder corregir las actuaciones o expresiones; la palabra debe ser controlada para que no critique u ofenda; la mente no debe pensar por sí misma sino que debe estar atenta a lo que ocurre para que sus respuestas sean responsables y bien intencionadas; en las mañanas debe haber una auto-programación para tener una actitud positiva en todo lo que se haga durante el día; por las noches se revisará esa auto-programación para ver dónde se ha fallado; y durante el día se procurará hacer todo como si fuera para Dios. 
Si bien es cierto que el aspirante cae muchas veces en tentaciones y pruebas, también lo es que gran culpa es de que no sabe escuchar a la vez que habla demasiado o pretende saber mucho. Hay un proverbio que dice que la sabiduría viene de saber escuchar y que el arrepentimiento tiene su mayor causa en el hablar; por consiguiente, el principiante en el mundo del esoterismo así como los propios esoteristas, deberíamos tener esto muy presente puesto que todos —unos más y otros menos— metemos la pata de alguna manera, bien por pensar mal o no entender lo que escuchamos o bien porque hablamos sin razonar y sin analizarnos cuando nos expresamos. No es lo mismo oír que escuchar, oír es permitir que los sonidos o palabras entren en nuestros oídos, pero —en la mayoría de los
casos— sin prestar atención y, como efecto, sin apenar ser conscientes de lo que oímos. Escuchar, es permitir lo mismo pero con la atención puesta en quién, cómo o qué nos hablan, es decir, estando presente como un yo consciente.
Cuando somos conscientes en cada momento “presente” de que somos un Yo que percibe gracias a los sentidos y a la mente, podemos controlar perfectamente nuestros sentidos y, por tanto, escuchar y hablar lo correcto y preciso.
Estamos de acuerdo en que esto no es fácil pero eso no significa que sea imposible.
Hablar menos y escuchar más, no es pensar en lo que se va a decir a la vez que se escucha y menos aún si la intención es de decir o responder con prepotencia, superioridad, orgullo, etc. Es todo lo contrario, escuchar con humildad —con intención de aprender, con compasión, con tolerancia, con comprensión, con amor..— con una actitud meditativa, receptiva, interesada y serena. Hay una gran diferencia entre escuchar desinteresadamente y escuchar con humildad y compasión; como también la hay en oír y en escuchar buena música —clásica y sacra principalmente— Cuando se escucha de esta manera se estimulan buenos
sentimientos, hay paz interior, se eleva la vibración de los cuerpos y nos hacemos más sensibles a la influencia de nuestro Yo superior. Cuando varios aspirantes espirituales se juntan y hablan sin control y sin razonamiento previo, aún con la intención de estar en armonía, es más fácil que haya contradicciones y malos pensamientos sobre lo que dicen otros que si todos hablaran solamente cuando tengan algo importante que decir y previo discernimiento. Es más, además de ser buenos oyentes, deberíamos ser unos interlocutores simpáticos, conciliadores, tolerantes y comprensivos. Resumiendo este tema diremos que escuchar con  atención y consciencia desarrolla el Alma Consciente y trae equilibrio y progreso.
Podríamos interpretar estos últimos párrafos como una importante y correcta preparación para hacerse probacionista puesto que el probacionista promete esforzarse por subyugar su naturaleza inferior o personalidad al Yo superior.
Alguna vez se ha dicho que esta promesa es similar a la que se hacen dos
personas cuando se casan, y es que, en verdad, que algo de parecido tienen.
En el matrimonio prometen ante Dios amarse, respetarse y ayudarse; mientras que en el compromiso que hace un probacionista también promete ante Dios —y ante un elevado iniciado— dedicar su vida a servir amorosa y desinteresadamente a Dios y al prójimo y a purificar su personalidad y carácter. Este es el significado del compromiso del aspirante para hacerse probacionista, aunque el ritual no lo diga literalmente así. Hay que tener en cuenta que el aspirante —una vezrecluido en la soledad y el silencio— mantiene una mano en el corazón y otra sobre la Biblia en el momento de hacer la promesa. Además, y por dar algún dato más puesto que los probacionista y discípulos tienen prohibido comentar ciertas hechos, el momento elegido para esa promesa se calcula según la fecha y lugar de nacimiento y según la latitud y longitud donde se viva entre otras cosas. Así es como el probacionista da ese paso tan importante —si de verdad lo lleva a cabo durante toda su vida— que hace que desde ese momento —puesto que incluso se siente la presencia etérica del iniciado— este conectado a ese gran iniciado representante de la escuela u orden oculta.
El compromiso del probacionista hace que —entre otras cosas— no pueda comer carne ni utilizar pieles de animales, pero también tiene otras muchas ventajas para la salud psíquica y física. A partir de ahí el probacionista que cumpla con sus deberes y responsabilidades estará protegido de ataques psíquicos tanto en estado de vigilia como en los mundos superiores mientras duerme; cuanto más purifique sus cuerpos más brillará su aura y más fácil tendrá dicho iniciado o sus discípulos ayudar al probacionista. Otra de las “ventajas” del probacionista es que es puesto a prueba por dichos iniciados para ver su fortaleza ante las tentaciones que le pueden hacer caer en sus puntos más débiles. Son muchos los probacionistas e incluso discípulos que se han rendido, se han aburrido por no saber buscar los alicientes espirituales debidos, se han derrumbado a causa de su vuelta a los vicios que ya habían superado, se pierden buscando lo fenoménico o dejándose llevar por falsos maestros, o lo dejan decepcionados por determinados hechos que, después de un tiempo, comprenden que no son tales.
 A partir de entonces ya quedan desligados del Maestro o Iniciado, pierden su guía y protección incluso en los trabajos que hacían por las noches en los mundos superiores. Si queremos definir en pocas palabras el probacionismo lo haríamos en dos frases: Primera: que al igual que el cuerpo físico necesita alimento para mantenerse vivo y en buen estado de salud, así mismo debe el probacionista alimentar el Alma; y Segunda: que debe olvidarse de su pasado personal y mirar al futuro con sus más elevadas aspiraciones espirituales.
Cuando nos comportamos como verdaderos probacionistas elevamos las
vibraciones de nuestros cuerpos y nos armonizamos con los mundos espirituales; cuando volvemos a los vicios y costumbres del pasado creamos mala salud psíquica y física y nos creamos un karma bastante más duro que el que hubiéramos creado si no nos hubiéramos conectado a una escuela seria y no nos hubiéramos hecho probacionistas. Y es que, si todo el mundo tuviera la posibilidad de ver de antemano el sufrimiento que nos espera después de la muerte tras una vida perdida de vicio y maldad, escucharíamos y razonaríamos más y nos dedicaríamos a hacer el bien en pensamiento, palabra y obra.
De los que en esta vida no les ha llegado la hora de contactar con una escuela seria de ocultismo, —con todo lo que eso conlleva respecto al desarrollo espiritual— la mayoría no se paran a pensar en que existen y tienen lo que tienen gracias a Dios y a toda la humanidad del pasado —puesto que todo lo creado y existente hoy es gracias a las obras y descubrimiento del pasado— y a la del presente que crean trabajo, cultivan alimentos y hacen que podamos vivir mejor. Pero el estudiante de esoterismos, y más aún el probacionista, saben esto así como que también debemos dar gracias a las otras creaciones y jerarquías que Dios ha creado y que colaboran con nuestro desarrollo. Si nos  paramos a pensar y a meditar lo maravilloso que es vivir con amor hacia todo lo que nos rodea; vivir para ayudar al prójimo allá donde nos encontremos y por los medios que tengamos; admirar la belleza de la naturaleza; el valor de la buena música, el arte, la poesía; y los millones de personas de buena voluntad
 que hay en el mundo sean de la escuelas, secta o religión que sean. Entonces valoraríamos mucho más nuestra vida individual y nos dedicaríamos a hacer algo por los demás y a colaborar en la obra de Dios. No hay malas personas en el mundo son personas ignorantes de la verdad, son personas que vienen a ponernos a prueba o a hacernos comprender nuestros errores, son personas que no han llegado a nuestro nivel como nosotros no hemos llegado a otros y por eso no lo comprendemos; son personas que vienen a devolvernos el karma que en un pasado les hicimos a ellos; son personas, en definitiva, que nos ayudan o al menos así debe verlo el aspirante espiritual.