lunes, 8 de agosto de 2011

Los Ángeles del Destino, ¿son seres individuales?

Los Ángeles del Destino, ¿son seres individuales?
 
Respuesta: Sí, son poderosas individualidades, los embajadores de los Grandes Ángeles
Planetarios, y como tales están relacionados con el nacimiento del hombre, ayudándolo a
elegir su alrededor ambiente y dedicando a cada vida el destino que debe producir los
necesarios efectos. Ellos son los que guían las influencias planetarias en tal forma que
afecten a cada uno en la manera más conveniente para facilitar la liquidación de sus deudas
pasadas, ayudando también a cada uno a recoger el beneficio de cualquier bien que haya
hecho en sus vidas anteriores.
En esa obra los Ángeles del Destino tienen como auxiliares a una poderosa legión de
agentes y espíritus de la Naturaleza, que no están aún individualizados, pero que trabajan
bajo la dirección de esos Grandes Seres inconscientemente, así como los animales están
guiados por sus espíritus colectivos.
 
 
 
Los Ángeles y Arcángeles ¿nos observan individualmente así como en conjunto y conocen
lo que son nuestras vidas?
 
Respuesta: Los Señores de la Mente, que San Pablo llama los “Poderes de las Tinieblas”
porque fueron la humanidad del tenebroso Período de Saturno, cuando el universo estaba
recién saliendo del Caos, trabajan únicamente con el hombre.
Los Arcángeles, que eran humanos en el ígneo Período Solar, cuando el universo tenía la
consistencia de la “materia emocional”, trabajan actualmente como auxiliares de los
espíritus grupo de los animales y como espíritus de raza de la humanidad, porque esas
clases de seres tienen cuerpo de deseos.
Los Ángeles, que eran la humanidad del Período Lunar, trabajan con el hombre, los
animales y los vegetales, porque en ese período el universo tenía la consistencia del “éter” y
los cuerpos vitales de esos tres reinos están formados con ese material. Los Ángeles son,
pues los auxiliares de las funciones vitales, tales como la asimilación, el crecimiento y la
propagación, y en su obra sobre la humanidad son los espíritus familiares. Ellos son
son los que
aumentan la familia, y llenan los graneros y aumentan las haciendas del hombre.
El hombre, que es un poco inferior a los ángeles, trabaja con los minerales que se
encuentran en la Región Química del Mundo Físico, compuesta de gases, líquidos y
sólidos. El hombre es a los minerales lo que los Seres Superiores a nosotros. Aquél está
despertando gradualmente la vida en los minerales, trabajándolos y convirtiéndolos en
casas, puentes, ferrocarriles, etc.
En una encarnación futura de la Tierra, cuando esos minerales se hayan convertido en
análogos a los vegetales, el hombre aprenderá a trabajar con la vida y entonces se
encontrará en parecida situación respecto a aquellos como la que los ángeles ocupan
respecto a nosotros. De suerte que hay una progresión infinita, ayudando siempre los
superiores a los inferiores hasta que todos hayamos alcanzado la perfección.
Contestando la pregunta más específicamente, podemos decir que los Arcángeles trabajan
con las naciones y las razas de la Tierra, mientras que los Ángeles se relacionan
particularmente con las familias y con los individuos de la familia. El “Ángel Custodio”,
sin embargo, no es exactamente una entidad perteneciente a una evolución superior, sino
más bien la personificación de nuestras obras buenas de las vidas pasadas, el que, aunque
invisible, está siempre con nosotros impulsándonos a obrar rectamente y a hacer más bien.
 

 
 
 
 
 
¿Tienen alas los Ángeles, como se muestra en las pinturas?
 
Respuesta: No; ninguno de ellos tiene las alas de pájaro que se ven en los cuadros, pero
hay algunos seres en el Mundo Espiritual que tienen apéndices semejantes a alas. Dichos
apéndices no tienen por objeto el poder volar o moverse en el espacio, sino que son
corrientes de fuerza que se exteriorizan y que pueden dirigirse en una u otra dirección en la
misma forma en que nosotros usamos nuestros brazos. Así que un Arcángel que está
impulsando a los ejércitos de dos naciones a la batalla puede enviar una corriente de fuerza
espiritual en una dirección, llenando a los soldados de un ejército de miedo, y enviar otra
fuerza al ejército enemigo para aumentar su valor, influenciando así la batalla de una
manera insospechada por los contendientes.

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